Ayer tuvimos una reunión muy importante con el equipo de "Un Fin de semana inolvidable" (ya les contaré de qué se trata) en la que nos dieron la oportunidad de poder abrir nuestro corazón con nuestros hijos y Bendecirlos. Fue algo sencillo, un momento privado y hermoso en el que nos unimos como familias y pudimos decirle a nuestros hijos cuánto los amamos y lo mucho que deseamos que Dios bendiga sus vidas.
Hace un tiempo leí un libro que se llama "La bendición familiar" de Rolf Garborg, es un libro corto pero muy consistente. En sus páginas encontré el poder de lo que significa la bendición y cuán necesario es darla a la gente que nos rodea.
Ayer en la reunión una familia nos contó cómo se relacionaba antes de conocer estos principios. Los padres eran demandantes con sus hijos y los hijos hacían de todo para agradar a sus padres y vi cómo podían resultar las cosas si nos ibamos por ese camino. Confieso que muchas veces me afano demasiado por las cosas y le exijo demasiado a Camila y creo en ella sentimiento de culpa. Eso es maldecir. Escuchar todo eso fue como una cachetada para reaccionar y darme cuenta de que tengo que dejar a mi hija ser más libre y sobretodo dejarla SER NIÑA.
Es increíble porque a pesar de que ya sabía esos principios en teoría verlos aplicados en la práctica me ayudó muchísimo a interiorizarlos y decidir esforzarme por ponerlos en práctica.
Ayer nos dieron una oportunidad hermosa y sé que será un recuerdo para toda la vida en el corazón de Cami...y también de Gabriel que a pesar de estar aún en mi vientre, estoy segura sintió y escuchó todo lo que ayer le dijimos.
Les dejo los versículos que le decimos a Cami todas las noches antes que duerma. Esa era la forma en la que la bendecíamos antes, ahora será con cada palabra que digamos.
"El Señor te bendiga y te guarde;
el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti,
y tenga de ti misericordia;
el Señor alce sobre ti su rostro,
y te dé paz"
Número 6. 24-26
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